POEMA Y VOZ DE ELISA DEJISTANI "HAMACARSE EN GRANADA"

sábado, 18 de mayo de 2013

                                                 


                                         POEMAS DEL POETA
                                
                                        ALEJANDRO DREWES

Como el humo en altas horas

Como aquel pescador que arrojara su red


y atrapara sirenas: así el instante supremo,


rielado de ínsita luz, fulgurante. Y en el borde


incierto del mundo un solo poeta grabase


aquel gesto y una astilla opresa de sol


ardiendo en el horizonte. Se dispone la noche


-pero esto que digo ha pasado-; y la boca


del hombre y el signo del pez han pasado


como un trazo de lunas de ceniza-. Osa Mayor,


la eterna que corre por el cielo del Norte,


invoco tu nombre y repito las notas de un himno.


Tarde ha de caer el hacha del alba y a nadie


ha de hallar en la casa vacía. Dicen que era de oro la red,


que nadie sabría otro invierno hacerse a la mar.


En la densa bruma del tiempo disuelto, ella le busca,


de sus hermanas lejos. Fueran como humo sus ojos:


como humo de un antiquísimo incendio fueran,


flotante de altas horas.










Todo el mundo entrevisto en el humo azul
de un café y un aire danzante en la cintura

de las camareras, extraña curva de un sol
fantasmal bajo la sombra fiel destas calles.

Declinante luz al filo de los dados y una íntima
voz para evocar las calles de otro tiempo

como el remoto camino que a esta noche
precisa entre todas las noches condujo. Exacta cifra

en la baraja marcada del infinito azar
de los tiempos: en la noche cerrada se hunden

los pasos del viejo y detrás otros pasos. Y qué negro
parece ahora tu mar, qué lejos del Faro, Alejandría.








De alta noche





                                                          las fredas nits sensa lluna


                                                              J.M. Serrat


Ardía el verano


y de pronto te fuiste


al país donde los ladrones


no entran ni roban.


Vaga entre los pinos


se diluía entre las sombras


otra suave sombra


en el mundo. Pero esto es





cuanto dejas, el eco


apagado en la greda


la mota de polvo que


retorna al reposo.


Muy tarde llegamos al fin


de este sueño. Ni otra


palabra queda después


ni piedad ni homenajes.


Nada más que una celeste


curva en brusco descenso


al silencio final y el gusano


milenario y su trabajo fiel


al otro lado de la luz.





Plena luz





Se ha dado plena luz


a estos ojos


y a la mano que mueve


Alfil contra Torre


su espacio justo


Algo de tiempo


al fin desta salvaje


cacería, un delgado punto


oscilando de lo negro


a lo blanco -a lo negro


Por última vez


entre nosotros


ha sido partido


el pan celeste del alba


y el pacto se ha roto


A plena luz


ruedan las palabras


y los dados que no vuelven:


Una sola gota de luz a estos ojos


Mehr Licht!








I





Algo aquí queda


como la respiración queda


de un animal en la oscuridad


-del silencio un suave poso leve-





La muchacha se ha perdido


en el bosque de sus años


apenas se habla de ella


en el negro anillo de lobos


todo el camino ha sido un mero


llegar a ese instante. Y la furia


ciega del viento y el cierzo luego


sudario blanco de los cuerpos


fuera








Naturaleza muerta

Con el pobre corazón
en vilo seguía buscando
algún signo de vida
entre la nevisca
y los últimos escombros
-pude salvar apenas
palabras como ciervos
huyendo a los remotos
mundos de lo Abierto-
como piedras fueron
volando las palabras
y con ellas el ciclo
de la noche y la luz
vertical de los años
y lo dicho en el yermo
del pasado y el espacio luego
donde corre o ha corrido
el humo de todo lo que arde.
Flotando bajo las aguas
de estrellas milenarias
un súbito temblor de la tierra
en caída libre hubo
al vacío innumerable.
Y así la negra manzana del mundo
podrida hasta el fondo.

26.8.07





Ni habrás  de caer





Para morirse basta el ruidillo
de un corazón al detenerse,
el silencio en cierta habitación oscura.





Vicente Aleixandre








Parte I



1.


Distraído quizá por la suave curva más grácil o una sombra de muchacha, un efímero rapto de luz, el sentido de un mantra.

2.
Ella se desnuda en Alejandra, sus versos que otra vez imploran a Diana. Y el maldito horizonte, siempre y tan lejos, lejos.

3.
El nadador en su corto trayecto y la luna que vuela, lechoso el viento que barre las hojas secas de toda memoria. Y ya nada se agita en el espejo del agua.

4.
Creo que una vez estuve contigo, y hasta ese puente frágil hubo en aquel tiempo: sin demasiadas palabras, ni curvados espejos.

5.
Una visión del desierto de arena y piedras de cristal de roca y el vaso del peregrino y la sed.
Como el inextinguible viento de fuego que pasa.

6.
Pero cuanto han tardado tus pasos, qué larga vigilia: escasos el vino y los premios, baldía la voz de los otros.










7.
Ni habrás de caer
aún al abismo,
ni habrás de caer
en soledad,
luego de ti
el peso leve
pero firme de lo escrito.





Parte II





8.
Dialéctica de los límites en el aguzado filo de las horas: por donde inseguramente oscila una sombra, avanza una sombra..

9.
Escuchar de pronto tu voz, como quien oyera plegarias de pájaros. Como alas muy blancas muy lejos.

10.
Tiempo de partir en la lluvia inminente. Entre galerías de ardida memoria y desconchados muros, ahí donde pronto el ubicuo gusano y la ortiga.

11.
Arrojado a este tiempo azaroso, a este mínimo espacio de cuadratura. Verde fugaz entre los dados del mundo.

12.
Y una vez negaste tu vaso a mi sed infinita, en el ancho desierto de los tártaros.

13.
Transido silencio ante la tumba de la amada, verdísimo el rumor de unas ramas.
Porque ya nada más queda, Deirdre.

14.
Wozu, Dichter?




















Números rojos



Danza de la muerte
otra vez silenciada


con mordazas invisibles
por todas las pantallas
que reflejan aceptables
niveles de crueldad
(hoy más que nunca el recuerdo
de tus palabras, Adrienne):



our own country, moving closer to its own truth and dread

La sombra de los F-16
se proyecta otra vez


sobre Tiro y Sidón
uniformadas bestias


que avanzan y vuelan
y escriben su propio


Viva la Muerte
bajo la sempiterna
cortina de bombas

sólo el dolor
aquí dentro
desgarra
destroza
desgarra

Un charco de sangre
y este mismo velo


de lágrimas
del todo rotos los huesos
que alguna vez fueron


parte de un niño y el rostro


que ya nunca veremos
detrás de una burka


los escombros
de otra mezquita
que no acaban aún
su derrumbe
Hoy entre campañas y marchas
bastonazos y gases


y coffee-breaks de la ONU
alumbra un sol indecente
sobre Bruselas, New York




El zapping de la Historia


se sucede ante nos


la sombra ominosa y la cifra
de los muertos crece
entre Gaza


y Bergen-Belsen






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