POEMAS DE MARÍA CHAPP
V I S I ÓN
el sudor viene de la nuca
a medianoche
profana los ojos
no oigo las campanas
apoyo mi mejilla en el mármol
la reliquia
siento fluir el agua
la bendición de los mares
veo el rostro exhausto de la tierra
gritos llamaradas verdes
luego se disuelve el tumulto
tras un breve silencio
la sal quieta
G O C E
necesito mi ración de mar
olas
fluctuando bajo mis rodillas
hasta verme molusco
plancton pez
arena donde el pie
se reconozca
estoy tan abierta
puedo albergar todos mis mundos
mis cuerpos
en su extensión natural
la piel no es el confín
y las palabras no pueden nombrar
el aleteo
el fosforescente goce
E L G R A N O J O
no es el poeta quien habla
un torbellino lo circunda
un cristal lo sostiene
le dicta
la palabra brota del relámpago
como el espasmo de la fuente inagotable
la letra pulsa en lo indecible
el poema cabalga en la luminosa
espesura
el libro se gesta detrás del horizonte
entre parpadeos del soñante
en lo más mudo
se destila el oro del lenguaje
la bella urdimbre
se teje en el silencio
no es el poeta quien habla
es el gran ojo que recuerda
V E R T I G O A Z U L
el alma teje en el cuerpo
un tapiz con hilitos de luz
veloces hebras blanquecinas
casi agua fresca
el vidente ve en el laúd
agua fresca corre entre las piedras
el cuerpo este cuerpo tiembla
los huesos te amarran a la costa
la coronilla duele
un ave escribe alguien le dicta
desde el espacio
vuela hacia el líquido
con tintas de colores dibuja
señales en las manos
ángeles tejen con tu cabellera
ritos del vértigo azul
tejen y tejen con tu respiración
los secretos telares del mundo
E L H U M I L D E V E
un rostro en la noche
busca el roce de una mano
me aproximo
desea contar su historia
ser nombrado
¿cómo veía Turner el fuego sobre el agua
Kurosawa el salto del guerrero
Juan L las ondulaciones del río?
¿en primer plano? ¿segundo?
¿a tientas buscaban?
todo diamante nace oscuro
pedir perdon
en luna nueva
pulsar
el ser
el humilde ve
el que se hinca
COMENTARIO SOBRE EL LIBRO DE MARÍA CHAPP:
EL OJO PEREGRINO
SABIDURÍA DEL ÉXTASIS
por Elisa Dejistani
Una mirada abarcadora nutre el universo poético de María Chapp. Como una pasarela que emerge desde los ojos, la poeta nos conduce a través del parpadeo de mundos paralelos, que toman forma desde lo visceral y se proyectan hacia la vastedad del cosmos.
Una travesía que afronta un amplio espectro de cuestionamientos y reflexiones no excentos de esas acrobacias, que en su peregrinar, acompañan la peripecia vital de todo poeta. Pero Chapp no se detiene ni se conforma con la voracidad de la mirada; sabe que la poesía es /”tierra atravesada por vértigos”, /”que todo es pasajero”. Es entonces cuando deja que el silencio comunique sus señales, un saber que se compromete con el éxtasis, gestado en el ritmo de otra dimensión, en ese espacio de sangre que dará a luz al hijo esperado.
Con estas prerrogativas, María Chapp abre su corazón al misterio, a esa búsqueda sin tregua de lo inasible, que sólo logra ver el que se despoja de toda vanidad, o mejor, como nos confirma la autora, /”el humilde ve/,,. “/no es el poeta quien habla / es el gran ojo que recuerda”.
Y es la impronta de María Chapp, quien ejerciendo la magia de su poetizar, nos seduce y conmueve con la lectura de su poemario : “El Ojo Peregrino”.